Paso 2
Manifestaciones clínicas
Los síntomas del síndrome de fatiga crónica son variados y pueden oscilar en gravedad desde leves a debilitantes. Aunque la percepción del síntoma principal (cansancio) es subjetiva y varía sin duda de un paciente a otro, nunca se debe considerar que se trate de una molestia menor.
El síndrome se caracteriza por numerosos síntomas somáticos, que duran desde un mínimo de 6 meses a varios años y se asocian con una alteración significativa del rendimiento (inferior al 50% de la normalidad) laboral o escolar, las actividades de la vida diaria, la tolerancia al ejercicio o las relaciones interpersonales. El cansancio se suele manifestar con lasitud, agotamiento profundo, debilidad, intolerancia al esfuerzo con fatigabilidad fácil, somnolencia diurna importante y malestar general. No se suelen producir alteraciones del sueño nocturno, que no es distinto del de las personas sanas.
La fatiga crónica se acompaña en el 50-90% de los casos de mialgias (dolor de músculos) y febrícula (hipertermia). La cefalea (dolor de cabeza) y la odinofagia (dolor de garganta al tragar) también son frecuentes. En el 30-60% de las ocasiones se han descrito otra serie de síntomas físicos: palpitaciones, visión borrosa, náuseas, vértigo, sequedad ocular y de boca, diarrea, tos, sudores nocturnos entre otros. No es habitual que alguno de estos síntomas sea más destacado que el propio cansancio o el malestar, lo que obliga a realizar estudios adicionales en caso de ser así.