Cómo lavar los refractarios de plástico para que no queden grasosos

Estamos seguros de que en algún punto todos nos hemos tomado la decisión de tirar a la basura un recipiente de plástico porque ya no luce como nuevo por las manchas ocasionadas por la grasa de la comida pero hoy te decimos con toda confianza que eso no volverá a sucederte. Y es que aquí te explicamos el proceso adecuado de cómo lavar los refractarios de plástico para que no queden grasos y puedas alargar su ciclo de vida.
Paso a Paso
1
Usa una esponja limpia para para lavar los refractarios de plástico para evitar que los demás olores se impregnen en el plástico. Te recomendamos que, si son de superficie lisa utilices la esponja normal, pero si son de superficie rugosa utiliza el estropajo de fibras sintéticas, no tengas temor de usarlo no rayará el recipiente.


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2
Antes de lavar los recipientes, retira los restos de alimentos que tengan y enjuágalos con agua jabonosa. Siempre lava los utensilios con agua tibia o fría, no utilices agua muy caliente porque puedes quemarlos y opacar los recipientes. Destina un recipiente pequeño para colocar el desengrasante de tu preferencia, te recomendamos optar por uno casero para que sea mayor su efectividad y muy rendidor.


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3
De preferencia haz un tallado extra con una cáscara de cítricos y vinagre puro, para que de esa manera se quite toda la capa de grasa que se forma encima del contenedor de plástico. Además, esto ayduará a que no se queden olores desagradables o manchas de salsas.


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4
En el caso de que el recipiente esté limpio, pero haya quedado con olor (a pescado, por ejemplo), en un recipiente aparte calienta una taza de agua con media tapita de vinagre blanco. Espera a que se entibie, añade al recipiente y deja reposar por media hora. Retira el agua y enjuaga de nuevo y si es necesario, lava nuevamente con la solución removedor de grasa.


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5
Si los refractarios de plástico pueden utilizarse en microondas añade agua y una cucharada de jugo de limón. Coloca en el microondas, enciéndelo y deja calentar por un minuto para que después de sacarlo dejes reposar hasta que el agua esté templada. Frota con un limón directamente en la superficie y vuelve a lavar con agua jabonosa.


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